“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.”
Arthur Miller
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Lugar para contemplar. Esa es la definición original del teatro. ¿Pero para contemplar el qué? Pues una realidad, o más bien una representación de la realidad. Una mímesis, una imitación. El mismo Aristóteles definía la tragedia como la reproducción imitativa de las acciones de los hombres. De las experiencias humanas.
Vamos a conocer un poco más acerca del teatro, sus géneros, elementos, su storyteller, y por último qué aprendizajes podemos aplicar del teatro a la realidad virtual.
En sí, la magia del teatro se guía por varios recursos que veremos a continuación para familiarizarnos con este proceso creativo y entender el mecanismo del truco tras la ilusión:
Dentro del proceso de escritura se va construyendo un mundo posible según determinadas leyes y normas ficcionales, se crean unas expectativas, y se va generando interés no sólo por lo que ocurrirá sino también por lo que ocurrió; se dosifica la información, se establece el modo en que se comportan los personajes; se establece la manera cómo se va a lograr que el espectador vaya adoptando un punto de vista sobre un personaje y se vaya identificando
Habiendo visto estos elementos propios de la dramaturgia, pasemos a ver cómo utilizar algunas de las ventajas y enseñanzas de estos elementos para la realización de una experiencia de realidad virtual y sobretodo sus principales puntos en común y diferencias.
Como practicante (y amante) de ambas artes, puedo decir que veo muchas sinergias y procesos parecidos entre la realidad virtual y el teatro, aunque también en muchas cosas, difieren.
Una de las más evidentes conexiones es la que concierne a las habilidades interpretativas. Los actores de ambas disciplinas necesitan de memoria suficiente como para no fallar en una “toma” larga, todo debe ir “rodado” sin errores, ya que no hay un fuera de campo o cambio de plano para repetir la escena. Durante el rodaje de Being Sherlock Holmes los ensayos con los actores fueron el elemento clave para que la experiencia saliera «rodada». En tan solo una mañana, y con ensayos previos de altura de cámara, diálogo de los actores, posiciones etc, pudimos crear un cortometraje estereoscópico de 360 grados sin apenas complicaciones. Os dejo el vídeo del making off de este proyecto de Hikaru y Jorge Esteban Blein en el que participé.
Algo que también tienen en común el teatro y la realidad virtual, es que su proceso de creación es colectivo. Ambos son la suma de muchas voluntades y creatividades puestas en juego. Sin embargo, la obra teatral es comúnmente disfrutada por un público de forma colectiva, y eso es precisamente lo especial de la experiencia, que se disfruta por muchas personas al mismo tiempo, mientras que la realidad virtual está diseñada, al menos en principio, para ofrecer una experiencia individual o en pequeños grupos de 2 o 3. Esto se hace así para mantener la sensación de inmersión dando a los usuarios la ilusión de que están realmente en ese mundo virtual, aislándolos casi por completo del mundo real.
Ambos implican también una suspensión de la incredulidad – por la cual voluntariamente deciden creer en lo que ven y dejan de pensar en los artificios que hacen posible esa ilusión.
Y hablando de esa ilusión de inmersión tan propia de la realidad virtual, podemos decir que en ambos formatos se incluye al espectador en la acción escénica. Es decir, que el espectador o usuario, está dentro de la narrativa, aunque en el teatro sea más como un observador, y en realidad virtual pueda tener un papel más activo. Tenemos de hecho, la expresión de “romper la cuarta pared”, originaría en el arte del teatro, que representan, precisamente, el cruzar el muro invisible que separa al público de lo que ocurre en escena, es decir, cuando un actor se dirige al público para pedir su participación. En realidad virtual muchas experiencias narrativas utilizan esta técnica para involucrar al espectador en la experiencia y hacerle no solo “visible” sino también “activo”, dándole un papel en el desarrollo de la historia y la acción. Esta opción es sumamente interesante, pero no apta para todas las experiencias, ya que no siempre contamos con un “público” deseoso de participar, si no que prefieren adoptar el rol de observadores.
Otro tema a considerar en relación a esto último, es el del control. En realidad virtual el control sobre la experiencia lo tiene el usuario con su interacción sobre el entorno, sin embargo en el teatro el control sobre la experiencia recae sobre los actores y resto de miembros del cast, mientas que el espectador es más bien un observador.
Si hablamos de los escenarios, en ambos formatos los elementos deben ser coreografiados para funcionar correctamente alrededor del espectador. Ambos actores y decorados deben estar en el campo de visión del espectador, incluso si el espectador está viajando a través de una escena o una serie de escenas. Y este escenario, tanto en realidad virtual, como en teatro, tiene limitaciones. Ambas disciplinas ocupan espacios tridimensionales y sugieren a menudo con alguna ilusión más espacio unos mediante mecanismos tecnológicos y ópticos y otros usando el espacio físico y trampantojos.
Aunque el formato de 360 haya expandido el “frame” cinematográfico, o el escenario teatral, sigue siendo un formato finito y sujeto a una serie de condiciones. Por ejemplo, en realidad virtual, todo aquello que se sitúe lejos del espectador perderá su relieve o volumen.
Por último, hay que mencionar que escenario y presencia se mezclan en el teatro y en la realidad virtual por la inmediatez, el estar aquí y ahora. Es decir, que existen sólo mientras sus usuarios estén inmersos en sus historias. Ambas dependen del aquí y el ahora de su acción en tiempo real creando una relación inmediata entre los actores y la audiencia.
Así pues son muchos los puntos en común y enseñanzas que podemos traer del teatro hacia la realidad virtual, desde las artes interpretativas, los diseños de escenarios, el uso de recursos ópticos… y viceversa, la realidad virtual puede aportar una nueva dimensión al teatro convencional, y muchos e interesantes ejemplos de esto están creándose mientras leéis estas palabras, pero eso lo analizaremos en otra ocasión.
Por último recopilo aquí algunos consejos de dramaturgia para que os sirvan de inspiración a la hora de crear experiencias teniendo en cuenta la magia del teatro:
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Gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!
¡Muchas gracias por la valoración Lía! Próximamente habrá un nuevo artículo sobre teatro inmersivo :) ¡Un saludo!